Fresca estaba la mañana. Fresca y lluviosa.
Éste era el ambiente de las calles de Gante el 14 de septiembre pasado.
Monumentos hay en cada sitio dignos de ver y de admirar; pero cuando quiero disfrutar del lugar, paseo, camino y, como si fuera invisible -¡ya me gustaría de vez en cuando!- siento la vida cotidiana de las gentes que, nada más y nada menos, viven.
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